Son
muchos los ejemplos en que la fé ha dejado huella en el arte. Recuerdo
la perplejidad que me ocasionó Isfhahan al intentar alcanzar la
perfección sólo frenada por el hombre mismo que no debe superar a Dios,
se autolimita y deja pequeñas imperfecciones en detalles de simetría y
así no rebasar al creador.
En
muchos aspectos la historia del arte está diseñada por el arte
religioso, sin importar que se trate de Itzamna, Tezcatlipoca, Mahoma o
Yavé. La motivación es la misma, el resultado tan sólo un poco
diferente. Se trata de los diferentes estílos artísticos que ha creado
la humanidad en el transcurso de su existencia.
El
barroco, tan saturado (incluso detestado por su contraparte
minimalista) no se cansa de rellenar huecos. Es más, el churriguresco
mexicano ornamenta más sobre lo ya colocado siendo éste más saturado que
el primero.
Es
inexplicable por qué nos atrapa, la contemplación no basta para
justificarlo. ¿Es acaso el paso del tiempo lo que lo hace irresistible?
No, no lo creo. El plateresco, que también atrapa mis sentidos, es más
antiguo, sin embargo, el barroco me hinoptiza más.
Seguramente
tiene más que ver por el empeño de alcanzar la perfección artística,
sin darse cuenta, sus manos creadoras compitieron con Dios [sic].
En
las estribaciones de la Sierra Gorda, en su parte de Hidalgo,
encontramos aún un templo con esas caractéristicas. Una obra del siglo
XVIII, de las últimas edificaciones que encargaron los jesuitas en la
Nueva España (antes de ser expulsados), para regocijo de los mortales
que aún asistimos a su contemplación.
Los
retablos, de maderas talladas y estofadas, están en perfecto estado de
conservación, más aún el piso, también de madera, nos evoca tiempos más
antiguos (Quizá a la existencia de un templo anterior destruido en esos
ciclicos desastres). Se trata, desde mi punto de vista, de los mejores
ejemplos de este estílo artístico conservados hasta nuestros días en
México.
No,
no es para todos, debido a la fragilidad de su piso no debe ser
visitado por grandes grupos, además que no es tna factible entre semana
ya que una vecina resguarda las llaves con gran celo porque afirma su
desacuerdo del arte por el arte: Sólo es si este es sacro, si cumple su
función de dador de dadivas. Ni se les ocurra comentar sobre la
secularización de los espacios sagrados, que por cierto, bien manejados,
podría dar recursos para su conservación.
Menester
será regresar el quinto viernes de cuaresma para ser testigos de la
peregrinación otrora del pueblo Hña Hñu, quizá sólo fragmentos diminutos
de su cultura asistan aún ese día, nos conformamos con que sus
descendientes mestizos lleven las cosas a buen fin.