jueves, 5 de marzo de 2009

San Pedro Jícoras

Los mexicaneros son un grupo de raigambre nahuátl que habita en la sierra madre occidental, en los estados de Durango y Nayarit. En el primero viven en el municipio de El Mezquital, en las comunidades de San Buenaventura y San Pedro Jícoras; en Nayarit habitan en Santa Cruz.

Su territorio es parte de una región pluricultural donde además viven tepehuanos del sur, huicholes, coras y por supuesto mestizos.

Si existen zonas marginadas y alejadas en México, pondríamos la zona mexicanera en los primeros lugares: no hay luz, los caminos son malisimos, una economía local no existe y además están a punto de desaparecer.

Esto se debe a que se han mezclado con los tepehuanos, que ya no son sólo vecinos sino esposas y esposos con su correspondiente predominio genético y cultural.

Sin embargo permanece la lengua franca de la época prehispánica. Los mexicaneros migraron a esa región hace tiempo y trajeron el nahuátl consigo y en el transcurso del tiempo su cultura se adaptó de manera similar a la de sus vecinos.

Las mujeres mexicaneras que sobreviven utilizan el traje tradicional de las tepehuanas (que no los sorprendan los coleccionistas) y los varones sólo usan el calzón de manta en época de fiestas.

Las artesanías que pueden conseguir son sombreros bordados al estílo tepehuano, pero en San Bernabé existen aún lo que creo son los sombreros mexicaneros.

Las mujeres bordaban bolsas y redes de ixtle, una actividad practicamente desaparecida ya que aún hacen estos artículos, las hacen de plástico, sin embargo, con paciencia pueden adquirir alguna, pero no necesariamente mexicanera ya que algunas ancianas tepehuanas aprendieron a hacerlas en su juventud.

El caso de San Buenaventura y Santa Cruz deben escribirse aparte ya que la región que visité es la de Jícoras y aunque es el mismo grupo étnico, están separadisimos unos de otros y seguramente prevalece otra realidad.

El imán que atrajo mi atención fue el xuravét, única fiesta propia del grupo ya que la de San Pedro, por ejemplo, pertenece a la liturgia impuesta en el proceso de evangelización. Por cierto, desde hace ya por lo menos un par de años el sacerdote de Huazamota no va ya que se molestaron con los mexicaneros por no invitarles algo de comer.

El xuravét es una ceremonia propiciatoria de lluvia y es parecida al mitote de los tepehuanos o al yúmare pima con sus correspondientes varientes.

Las ceremonias y fiestas patronales no son excluyentes, por el contrario, tanto tepehuanos como mexicaneros organizan y celebran de igual manera.

Es una fiesta de fecha movible, pero es un hecho que la tienen que hacer unos cuantos días antes de la primera lluvia, es decir, a mediados de mayo es muy probable que se realice.

Aunque si quieren asegurar alguna fecha el 24 de junio se celebra la fiesta de San Pedro en Jícoras.

El xuravét empieza cuando se llevan las ofrendas de maíz al altar en el denominado patio, lugar de la celebración colectiva, que por cierto el altar está orientado hacie el oriente. El mayor es el único autorizado a colocar estas ofrendas en el altar, las familias sólo pueden ofrecer flores y amarran plumas de cualquier ave. También llevan leña para la velada, pero antes de llegar al patio deben bañarse en el río, a eso se le llama estar bendito.

Cuando alguien está bendito no puede tener relaciones sexuales, no se puede decir malas palabras ni tomar alcohol. Esto dura 5 semanas después de la fiesta.

Ya en la noche, después de los rezos, empieza la música de tahuitol. éste es un instrumento de manufactura prehispánica que consiste en un arco monocórdico, el sonido es amplificado por una jícara invertida. Su sonido es en verdad envolvente.

La danza empieza cuando dos hileras, una de varones y otra de mujeres encabezado por el mayor, se forman frente al altar y marchando conforman un círculo alrededor de la fogata y del músico.

En ocasiones los hombres forman el círculo interno y las mujeres el externo, lugar que intercambian. Los integrantes van turnandose y toda la noche, a excepción de algunos descansos, dura la danza.

Esta ceremonia se repite 3 ó 5 veces, acto de común acuerdo, con intervalos de 3 a 5 días. En la última, las plumas amarradas al altar son ofrendadas a una cueva en uno de los montes cercanos. Cabe destacar que el mayor, y su ayudante, permanecen en el patio durante todos los días que dura la fiesta.

El xuravét, para el que suscribe, ha sido una experiencia muy satisfactoria y que me remonta a tiempos muy remotos. Espero tengan la misma oportunidad que yo al apreciar esta ceremonia.

Para llegar a San Pedro Jícoras deben tomar una avioneta desde Durango, uno sólo es carisimo, pero con tres ya es aceptable o bien llegar en camión a Santa María de Ocotán, luego a San Francisco y de ahí caminando todo un día. Camionetas sólo de 3.5 toneladas o un 4x4.

Otra manera de llegar es por San Antonio de Padua (región huichol) desde Durango (10 horas), luego a San Bernabé caminando (4 horas) y rentar caballos a Jícoras (4 horas más).

Por supuesto no existe hospedaje, deben negociarlo con algún habitante (son muy amables) o quizás el albergue indígena pueda ayudarlos.